viernes, 31 de diciembre de 2010

16- Paula


Paula estudiaba abogacía, tenía un promedio de la puta madre, era una nena de casa (de esas de pedir permiso y volver a casa antes de las 03.00 am), no se perdía ninguna fiesta patronal de nuestra ciudad e iba a misa absolutamente todos los domingos. Sinceramente nunca supe a ciencia cierta que carajo hacía con un caso perdido como yo.
Sumamente inteligente y muy predecible, eso me encantaba de ella, (al margen de sus curvas que hacían de nuestras incursiones a la cama un camino de cornisa), leerle las intenciones era como leer un libro tipo “Fucking for Dummies”. Por ejemplo, si se meneaba entre mi persona y lo que mierda estuviese haciendo más de un par de veces sin pronunciar palabra, era que quería guerra, en cambio, si hacía lo mismo pero murmurando incoherencias en italiano, era que había perdido algo y no sabía donde estaba, si se daba el segundo caso lo mejor era no molestarla, salvo que se quisiera salir de emergencia a la clínica con un mango de guitarra incrustado en el ojete.
La cosa venía bien, ella iba y venía, yo seguía en tren de joda, ya que tenía el pretexto ideal para zafar: “Amor vos tenés que estudiar, mejor seguís y mañana vengo a hacerte mimitos, ¿Dale?”. Mi vida empezaba a ser ideal.
 Hasta que un dichoso día:
Estábamos durmiendo una siestita cucharita y todo cuando disparó a quemarropa

-Esta noche cumple años mi mamá, y me encantaría que vinieras – Me impuso-

Y nada, ya no podía zafar, me tenía entre la espada y la suegra. Me sobornó con un combo de un-dos ultraviolento más una siesta a cuatro patas, y yo me dejé engañar con todo gusto…

-¡Dale vamos! – Y quise sonar entusiasmado… no funcionó.

Esa noche me ví buscándola en su departamento, con el auto impecable, y yo de punta en blanco disfrazado de nene de mamá.
La noche transcurrió entre viejos almidonados, copas de Chardonnay, viejas canciones de Frankie (¡hermoso!), y una frasecita recurrente:
“¡EL NUEVO NOVIO DE PAULITA ES UN AMOR!”

miércoles, 29 de diciembre de 2010

15- Canción con todos


Eran las doce del mediodía, estábamos con Pablito en el depto prestos a devorar una costillita a la parrilla, provistos de cerveza, todo tipo de salsas grasosas y el pan de rigor.

- Che, traje la viola, podríamos zapar un ratito. ¿Eh?- Preguntó mi amigotote  casi con la inocencia de un nene de cuatro años.

- No, déjala ahí, no quiero tener bardo con el cara de bragueta manchada del administrador – Sentencié fríamente.

- Ok, no hay drama – Dijo

Y en ese mismísimo momento empezaron a reventar petardos y espanta-suegras (bendito nombre), por todo el consorcio, la música étnica se oía frenética al son de las voces que ululaban por todo el edificio.
¡Cagamos! El juicio final y yo sin ropa interior limpia, pensé pa mis adentros tratando en vano de auto dibujarme una sonrisa en el rostro.
Salimos al balcón y en la planta baja, a la altura del estacionamiento, una virgencita multicolor se meneaba en andas de un montón de personas que vaya a saber uno de donde mierda salieron. Todos cantaban, medio en pedo, medio en trance y se aprestaban a una fastuosa comilona. Y en la cabeza de la mesa estaba el, si señor, el reverendísimo hijo de puta de mi administrador.
Bajé como alma que lleva el diablo los escalones del edificio, totalmente dispuesto a encarar al monigote este, y reclamarle que era horario de silencio en un día de semana,  que se perdiera la fiestita technicolor (o étnicolor) en el orto y se mandara a mudar con toda la comparsa a la mismísima bosta:

-Disculpáme Frankie (Stein), pero tengo ganas de dormir la siesta. ¿Por qué no te llevas el carnaval de Oruro a otro lugar? Según recuerdo no se puede hacer ruido a ésta hora. –Dije con la vena a punto de estallar en mi pelada cabeza.

-Esto está permitido, es una fiesta religiosa, y en el estatuto del consorcio figura clariiiiiito que las fiestas religiosas se pueden festejar sin previo aviso, y durante todo el tiempo que la festividad requiera. – contestó.

Me di vuelta y me fui a la mierda, me cagó el desgraciado, nunca en la vida supe lo que era una reunión de consorcio, y menos lo que decían los fucking libros de actas.
Subí las escaleras recogiendo puteadas y caras de orto, todas dirigidas al mariconcito del Gato Negro.
Soportamos estoicamente (quince minutos) una selección de carnavalitos, sayas y demás danzas de lo más variadas, y nos fuimos a la real bosta decididos a no volver hasta que ese martirio Inca terminase.
Al día siguiente se gestó algo mágico, algo maravilloso y espontáneo, muy parecido al cacerolazo del 2001, con sentimiento casi patriótico. Todos los vecinos hacían bardo a su estilo, muchos habían sacado los parlantes a los balcones para hacer más bulla, con firme determinación y prestos cagarle la resaca al malparido del Gato Negro. Me demoré solo dos minutos en llamar a Pablo para que viniera a toda velocidad (cruzando toda la ciudad) con la guitarra y el ampli más grande que pudiese conseguir. A los veinte minutos Pablito estaba con su maquiavélica sonrisa en mi puerta, desenfundando la viola mientras arrastraba un Marshall 9200 con lo poco que quedaba de fuerza.
Absolutamente todos los vecinos argumentamos que se trataba de una festividad pagana con origen en  Europa del Este, y terminamos entonando a coro “Canción con Todos” a dos guitarras y  a volumen escandaloso en los balcones del edificio.
Nunca más el administrador volvió a festejar en nuestro consorcio y juraría que a los dos días ví entrar a dos albañiles, seguramente para reparar el revoque caído en su departamento, producto de la vibración del dúo de Les Pauls.
Punto para El Estropajo and Friends.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

14- Luto y bandera a media asta


Estoicamente soporté varias semanas de dieta orgánica, jugos de fruta y patincitos por el depto. cada vez que a la Estropaja se le daba por visitarme y hacer de mi caverna un infierno. No niego que ella también tuvo que soportar mis particularidades, entre ellas, ropa sucia, comida poco saludable, leche vencida en la heladera, y sobretodo los nenes.
Después que María se diera cuenta que tratar de cambiar a este servidor sería poco menos que una tarea imposible, y nos pegásemos mutuamente una patada en el orto (obviamente en buenos términos), decidí que debía tomarme un tiempo, cero mujeres, mucha música, a embriagarme sin sentido y procurar no frecuentar lugares que visitasen las locas que pululan en mi agenda.
Dos días (mejor dicho dos noches) después de mi ruptura con la mujer de pechos turgentes, estaba yo cómodamente sentado en mi sofá, escuchando música, el pucho entre los labios estilo Bogart, esperando el delivery con mi súper hamburguesa con papas, grasa y aceite chorreando, (dulce venganza).
Ya casi podía saborear el ají de mi pedacito de bomba nuclear cuando escucho el teléfono, era Fede:

-¿A que hora mierda tenés pensado venir vos?- Me gritaba casi enfurecido, mientras de fondo se escuchaba a Marley.

- Hoy no salgo negro, no tengo ganas, a parte recién terminamos con María, quiero mantenerme lejos del quilombo un ratito.-Le comenté como alguien que quiere guardar luto.

-¡Pero vos no sos más pelotudo por que el día no tiene más horas!- Me contestó recontra caliente.

-¿Por?

-¡Por que tu viuda está meta bailar reggae con un grupo de amiguitas buenísimas! Y se las ve muy enfiestadas.- Me dijo al borde del infarto.

Que poco me duró el luto y que frágil es mi fuerza de voluntad cuando de faldas se trata. Creo que tardé menos de veinte minutos en prepararme para salir, perfumadito y todo….Listo para una noche de juerga con los nenes.
Lo único que lamento es que el flaco de la moto se debe haber comido mi súper hamburguesa.

lunes, 20 de diciembre de 2010

13- Diálogo II


Estropajo: Che Paul, ¿Qué pasó con esa morocha que estaba con vos el sabado? Estaba más buena que sopar el pan en el huevo frito.

Pablito: Nada de nada bolu. Teníamos demasiadas cosas en común.

Estropajo: ¿No es esa la idea?

Pablito: Entre las cosas que teníamos en común es que a los dos nos gustan las minas.
(Como diría el viejo y querido Condorito… Plop!)

viernes, 17 de diciembre de 2010

12- Manipulación II

Me levanté sin prestarle mucha atención al enano (¿venezolano?) que mascullaba mariconadas por el parlante de mi equipo. “Son cosa de minas”, me dije, tratando de excusar a mi incipiente futura ex novia. Abrí la puerta de la habitación, y a mis pies tenía unos pedazos de tela ¿?

-¡Ponéte los patincitos que el piso está impecableeeeeeee!- Me dijo la New Estropaja con ese tono de estibador de mercado que todavía me costaba asimilar.

-¿Ah? Aaaaa, ¡OK!- Dije, y pensé pa’ mis adentros “Es hermosa, limpió la caverna”.
Me arrastré hasta la cocina estilo Michael Jackson haciendo “Moonwalk”, quise darle un beso, pero me anticipó con un “Andá a lavarte los dientes antes”. Obviamente no le di ni un cinco de bola, abrí la heladera y:

- ¿Y la Coca, y los snickers? ¿Qué mierda es esto verde?- Me encontraba más desorientado que en mi primer día de universidad.

- En la heladera no quedó espacio para la Coca, y los Snickers no son desayuno gordo. ¡Ah! Y lo verde es espinaca, por que hoy te voy  a preparar verduras hervidas, “Quiero mimarte”- Y se le iluminaron los ojos.

¿Mimarme? ¡Esta degenerada manipuladora quiere matarme dándome de comer alimento para conejos!
Miré a mí alrededor con más detenimiento y el escenario era dantesco, mi guitarra en una esquina, totalmente fuera de lugar, cuando su delicada silueta suele recostarse sobre el sofá, eso es cuando no está encima de mí. Mis partituras estaban acomodadas (¿como carajo iba a encontrar lo que estaba tocando?), no iba a poder terminar nunca la copia de “Little Wing”. Los libros estaban acomodados por orden alfabético en la biblioteca, mis papeles de la facultad apilados uno encima del otro. ¡Me cago en la mierda! Mi desorden organizado estaba desorganizado.
 En honor a la verdad el depto se veía muy bien pero ya no era mío.

Por un momento pensé en llamar al delivery, pero soporte a las arcadas la porquería de verdura que estaba comiendo, cerrando los ojos y pensando en una tira de costilla chorreándole la grasa, recién salida de la parrilla. Todo sea por el amor…

jueves, 16 de diciembre de 2010

11- Manipulación I

Uno de los más grandes errores que cometí ni bien me fui a vivir solo fue ponerme de novio, pasar de ser un alma libre viviendo en la casa de tus viejos a ser un salame enjaulado con una maniática sicótica, fue una experiencia… singular.
Habría que contar antes que lo que más me cachondeaba de esta mina, a la que simplemente llamaremos María* era que no le espantaba la pata de palo, el garfio y el parche en el ojo, es más creo que eso la motivaba a perseguirme por cuanto pub barato frecuentásemos con los nenes. Era frontal, decidida y puteaba como puestero de mercado.
¿Cómo describir a María? Cómo describirla sin detenerme un par de renglones en ese par de lolas descomunales (hagan en este espacio un ademán como si quisieran abrazar un barril de madera estilo Chavo del 8), para el cuerpecito que tenía, esas lolas eran más un castigo de Dios que un par de tetas, al margen de ser una carnada maravillosa para atraer tipos.
Nos pusimos “de novios” algo así como a las dos semanas de conocernos, ofreciendo la doncella en cuestión poca resistencia. Realmente al principio me entusiasmaba la idea de tener alguien a quien querer y que me quiera, que no fuese un perro (ya que el Gato Negro me hubiese mandado a la guardia de infantería) o “Lula” (esperar posts venideros), alguien a quien llevar cuando los nenes organizaban salidas con sus respectivas medias naranjas, me había hecho a la idea de un noviazgo tranquilo, sin sobresaltos. Como siempre en la vida del Estropajo, nada más alejado de la realidad.
Un día quedé en pasarla a buscar a la salida del gimnasio. En el preciso momento que la vi salir del mismo debí haber supuesto que algo no andaba bien, debí haberlo anticipado, pero estaba enamorado, estaba hecho un pelotudo. Bajó las escaleras con un bolso sensiblemente más grande que el que un ser humano normal llevaría para una hora y media de gimnasia:
-¿Te echaron de de casa amor?- Pregunté haciéndome el gracioso.
-No negro, pensé en quedarme esta noche en tu depto. ¿Todo bien, no?- Y la inocencia de su pregunta me agarró con la guardia baja.
La tarde y la noche transcurrieron en forma normal, películas, charla, cena liviana, un- dos ultraviolento de trasnoche, y un sueño reparador haciendo “cucharita” con mi voluptuosa beba.
Me desperté a la mañana (12.00 PM) y me encontraba solo, solito y solo en la cama, se oía el ir y venir de mi muchachota por el depto, seguramente haciendo algo para comer, o que se yo. Mientras me desperezaba, mis ojos volvían a la realidad y mis oídos trataban de separar los sonidos que se amontonaban en el. Mi bebota se paseaba de un lado a otro tarareando, bah! balbuceando música lo que no distinguía era que bosta cantaba, hasta que por fin pude distinguirlo ¿Era Coltrane? ¿Era Miles Davis? Nada que ver, de fondo se escuchaba  a… ¡¡ ¿RICARDO MONTANER?!!

miércoles, 15 de diciembre de 2010

10- Satán Claus y Mary Crismas


Jingle bells, jingle bells, la la la, todo muy bonito, muy nevado (aunque por estas pampas tengamos una temperatura promedio de 32°C), mucho arbolito con pelotitas y muchísimas lucecitas de colores . La blanca navidad se encontraba arañando mi puerta, con sus garras afiladas por el consumismo, los regalos, las fiestas, el alcohol, la joda, los asados, las salidas con segura sentencia de desmayo etílico, las minas empaquetadas en ajustadísimos vestiditos que no dejan nada librado a la imaginación… (¿De qué mierda me quejo?).
Tengo que comentarles que nunca fui muy “navideño”, aunque tampoco soy de esos que andan despotricando contra las celebraciones, es más, si de celebrar se trata… A descorchar se dijo.
Era la mañana del 19 o 20 de Diciembre, el Estropajo meta boludear, joystick en mano, entrenando para ver si de una vez por todas Pablito y su “Club Atlético Plumas Verdes” (Alias La Concha de la Lora)  sucumbía ante el poderoso “Parisiennes FC”. Partido va, puchito viene, prendí el equipo de música, puse un disco de black metal y a los pocos segundos Dimmu Borgir sonaba a decibeles obscenos por todo el depto. El ambiente era excelente, casi mágico, me encontraba a mis anchas, cuando de repente, “oyose de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto”. Cuando abrí la puerta y vi quienes eran, les juro que hubiese deseado que fuese el cuervo de Poe, y no ellos.
“Sálvate hermano y observa la luz entrar en tu hogar”, dijeron de movida, y yo transfiguré inmediatamente mi distendida sonrisa en una cara de orto que se veía desde la estación espacial internacional.  Eran tres los tipitos, dos flacos y una minita, al estilo “Men in Black” con unos sobretodos de color negro (recuerden los 32°C), unos maletincitos dignos de un visitador médico y una cara de pelotudos que partía la tierra.
Al ver mi aspecto (cabeza afeitada, barba bigote y un buzo negro de Cradle Of Filth con la imagen de una monja comulgando en el infierno), creo que se sintieron muy alentados, algo así como el sentido del deber que les conminaba a salvar a la oveja descarriada, y llevarla al redil de nuevo.
“Esto me va a llevar un tiempo largo”, me dije y los invité a pasar, una por que seré muy estropajo, pero no soy un maleducado, y otra por que no quería que me vieran en la puerta con semejante mamarrachada de gente. La música seguía a volúmenes desesperantes, y estos tipos se negaban a recibir cualquier tipo de bebida que yo les ofreciese (creo que por temor a ser drogados y sodomizados de manera brutal). Me hablaban de no se que mierda, yo estaba en otra, tratando de desnudar con la mente a la mina que acompañaba a los dos flacos, que gesticulaban de manera exageradísima y me mostraban un par de publicaciones de bajo presupuesto salidas de una editorial berreta.
¿La muchacha en cuestión? Del uno al diez tenía un… menos cuatro, pero era tratar de desnudar a la flaca en mi cabeza o escuchar a los dos salames que tenía en frente.
Cuando terminaron de hablar, quisieron preguntarme algo que no alcancé a entender bien, a lo que yo les dije, que, ya que había “oído” lo que ellos tenían para decirme, ellos iban a tener que oír lo que yo iba a explicarles. Les comente que tenía un arma contra lo que me acababan de decir y me incliné hacía abajo buscando en la mesa ratona…
Creo que lo único que alcanzaron a escuchar fue la palabra “arma”, antes que pusieran cara de desesperación, se disculparan de mil formas diciendo que no tenían tiempo y huyeran despavoridos, sin darme chance a mostrarle mi copia de “El origen de las especies” de Charles Darwin.
Acto seguido me serví un vaso de bebida gaseosa saborizada cola (digamos Coca, que mierda). Tomé el joystick, saqué la pausa y prendí otro pucho. Parisiennes FC ganaba otro campeonato y mi malévola sonrisa no se desdibujó de mi rostro en todo el día.

martes, 14 de diciembre de 2010

09- El gato negro

Si tienen la suerte o la maldición de vivir en un departamento o consorcio, también tienen la maldición de tener un administrador. El que me tocó a mi es particularmente intragable. Irremediablemente viejo, cara mezcla de batracio venenoso y Sr. Scrooge con ataque de hemorroides, con un característico aroma a naftalina mezclada con olor a chivo, tiene la increíble habilidad de arruinarte el día con solo cruzarse en tu camino, es por eso que tiene bien ganado el apelativo de “El Gato Negro”.
Nuestro primer encuentro sería en circunstancias de mi mudanza. Promediaban las doce del mediodía, yo me encontraba absurdamente cagado de hambre y con un cansancio digno de un beduino después de cruzar el Sahara a pie.
 Al verme bajar la Les Paul del auto, y aún con el ampli en la vereda, el tipejito me recibió con un “En este lugar no está permitido la música a volumen fuerte”. Se me ocurrió decirle de entrada, que el volumen no es “fuerte” si no alto, y que se vaya a terminar el BSPA (Bachillerato Para Adultos) si quería charlar algo coherente conmigo, pero como yo también soy medio burro para expresarme me quede en el molde. También se me cruzó por la cabeza comentarle que la cara de culo que portaba se podía combatir con una buena cogida, con alguien que se mueva de manera decente, y que de paso la haga mirar a su esposa, a ver así aprendía algo, pero como traía una abstinencia importante y no quería “salarme” me volví a quedar en el yeso, me la banqué como un señorito y le eructé un sencillo “buenos días para usted también”.
Esa noche alrededor de las 23.30 hs la declaración de guerra se firmó al compás de “Enter Sandman”, con Hetfield escupiendo la letra al mango, este humilde estropajo pasado de alcohol, emulando a Kirk,  y mi Les Paul desgarrando notas con el volumen RE FUERTE…

sábado, 11 de diciembre de 2010

08- Dialogo


Paciente: No aguanto más, me tiene podrido esto, mejor me voy a la guardia de le clínica       

Doctor: Boludo, sentáte. Dos cositas te voy a decir, una estás muy borracho para ir y otra tu médico soy yo.

Paciente: Cierto, ¿Otro ferne’? ¡Mozooooou! Mierda che, si tan seguro estás de que nada va a pasar, ¿Por que mierda siguen hinchadas?

Doctor: Dos cositas más. Porque no empezaste el tratamiento que te dí. Y por que te pillaste una venérea imbécil…

Paciente: Cierto. ¡Ay!

viernes, 10 de diciembre de 2010

07- Home Alone

El aire de primavera, fresco y vigorizante, entraba gentilmente por la ventanilla de mi auto, el sol de la mañana me bañaba la cara y mi rostro no reflejaba otra cosa que no fuese felicidad. ¿La razón? Me iba a vivir solo, ¡Si señor! Un estropajo suelto en su departamento. “¡La joda que va a haber! Sodoma y Gomorra un poroto, la primera orgía la iba a armar para esa misma noche, así nomás, sobre las cajas que embalan mis cd´s, y con el colchón todavía tirado en el piso, con Jimmy mirándome desde el póster enmarcado… The Estropajo Experience”
Obviamente la importé a mi Vieja por una tarde, para que me ayudara a limpiar y a acomodar las cosas. 
Se preguntarán por los nenes. ¿My friends? Me había olvidado de comentarles que mis amigos, como yo, sufren una irrefrenable alergia a todo lo que involucre franelas, remoción de basura y productos de limpieza hogareña (blargh!).
Lo que nadie me había comentado (y tuve que aprender a la fuerza), era que irse a vivir solo no te transformaba de la noche a la mañana en un “amo de casa”, en un experto en limpieza y planchado de ropa, lustrado de muebles, ni nada que se le parezca, y si bien sabía que la experiencia me la iba a dar el tiempo, la impresión que me lleve esa primera semana fue ejemplar.
Exactamente una semana después mi “cubil felino” (y no por que me crea Lion-O), parecía más una sucursal del basurero municipal que el hogar de alguien (humano). La acumulación de toallas mojadas en la cama hacía que tuviese que dormir cada noche en posición fetal, además el olorcito estaba empezando a darme arcadas, si a eso le sumamos la ropa sucia tirada en el piso, algún que otro corpiño sin propietaria por ahí y las zapatillas de cuando se me daba por hacerme el sport-man, el aroma era sinceramente nauseabundo. El resto de los ambientes del depto no escapaba a similar descripción, platos llenos de tuco seco en el lavadero, libros tirados en la mesa, la Les Paul recostada en el sofá coqueteando con un par de latas vacías de birra y una botella de Coca sin gas. Todo eso era algo que me veía venir, algo esperado.
 Pero había un problema que no había tenido en cuenta y me aterrorizaba, algo que me miraba desde el final del pasillo, casi como sabiendo que en algún momento iba a tener que enfrentarme a él, vernos las caras, “a lo macho”,  mi némesis, aquel que sacaba lo peor de mi y al cual acudía yo en busca de inspiración. Era él, si, ESE PUTO INODORO.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

06- You got mail

 De: Andrea Y

A: Estropajo X

Asunto: Sin Asunto

Sabías que estaba lloviendo, y me dejaste como una pelotuda en la puerta de la iglesia, esperándote. Andate a la retablillada concha de tu puta madre.

Mi respuesta no se hizo esperar:

De: Estropajo X

A: Andrea Y

Asunto: Perdón

Se perfectamente que estaba lloviendo, pero tengo algo que contarte, mientras caminaba al altar para comulgar, me di cuenta que siento algo por vos, que una de las últimas cosas que quiero es lastimarte, que llevarte a la cama para que nuestra relación no prospere sería tratarte de algo que no sos, sería insultarte, por eso me fui sin despedirme, sabiendo que te ibas a enfurecer conmigo, pero prefiero verte enojada a herirte.

Entonces...

De: Andrea Y

A: Estropajo X

Asunto: Re: Perdón

¿Te das cuenta que sos un tierno? ¿Esta noche me venís a visitar? Así tomamos mate.

Peligro de gol, Estropajo, por favor, no la tirés a la tribuna.

martes, 7 de diciembre de 2010

05- Rezo por vos


 El cura hacía sonar la campanita, y todos los reunidos allí nos aprestábamos a arrodillarnos para la cena de Señor (si boludos, a veces voy a misa). Cuando de repente escucho un susurro celestial, que no provenía del púlpito, y un “scent of a woman” realmente glorioso.
-         Me debes una disculpa bebé – me soplaron en el oído haciéndome temblar.
-         Y vos me debes una sesión de un-dos ultraviolento Colo. ¿Qué mierda haces acá? – Dije con la vista clavada en el frente y sin disimular mi cara de ojete.
-         Afuera llueve, a parte este es un lugar espectacular para ver nenes lindos. Y de paso me reconcilio de las cagadas que me mandé durante la semana- Sentenció.
-         Sos una pervertida de cuarta – Se me ocurrió decirle.
-         ¿Acaso vos no venís a lo mismo? – Inquirió airosa. Jaque mate Estropajo.
-         Me voy a comulgar, te veo a la salida – Le susurré en el cuello.
-         ¡Bárbaro! – Se la escuchaba entusiasmada.
Comulgué y me fui a la bosta por la nave lateral de la iglesia.
Deseando de todo corazón que esperase por lo menos dos horas en la puerta, me subí al auto y arranqué, consciente que el tercer round de ésta pelea por encamarme con Andrea iba a empezar ese mismo lunes, ni bien abriera mi Messenger.

lunes, 6 de diciembre de 2010

04- Colorado el siete

 De la infinidad de minas que me dijeron que no, definitivamente Andrea fue la que más dolor de huevos me provocó. Colorada como pocas (y como pocas, colorada natural), con un cuerpo escultural armado a puro spinning y con una inteligencia que nada tenía que ver con la cara de boluda que ponía cuando te escuchaba, me volvía loco. Quizá sea eso lo que me atraía de ella, el conjunto, eso o el terrible culo que tenía, que estaba más bueno que faltar a la escuela (como diría Pablito). Ella, si ella fue la que me hizo remar como pescador peruano escapándole a la marejada provocada por corriente del niño.
Invitarla a salir o a cenar era poco, llevarla a bailar o a ver un concierto, menos que nada. Acordarme de ella todas las mañanas que la veía “on line”, haciéndome el detallista preguntándole como había amanecido… Nada.
Eso fue un par de semanas, hasta que un día a este humilde servidor se le terminaron de romper las pelotas, y decidió tirar los remos a la mismísima mierda:

Andrea Y dice:
  • ¿Hoy no me pensás saludar?

Estropajo X dice:
  • Hola Colo, ¿Todo bien?

Andrea Y dice:
  • Ufa, antes eras más atento conmigo, gordi

Estropajo X dice:
  • Mirá Colo, realmente hoy no tengo ganas de que me rompas las pelotas, si nos vemos es para coger, si no andate a la gran putísima madre que te parió. Ok?

Andrea Y dice:
  • Negro, no te pongas así, yo te quiero un montón y quiero ser tu amiga.

Estropajo X dice:
  • Y yo te la quiero poner, ¿me entendés? No me rompas más los huevos.

Andrea Y dice:
  • Sos un ordinario…

Estropajo X dice:
  • Y vos una histérica frígida.

Andrea Y appears to be off line. Messages you send will be delivered when they sign in

sábado, 4 de diciembre de 2010

03- My Friends


En la cocina las Paty se descongelaban, en el freezer la birra hacía el proceso opuesto. En el living los parlantes vomitaban al palo la voz de Anthony Kiedis “Give it away give it away give it away now!”. Era sábado a la noche, y ante la falta de ganas (y de vil metal), decidí no salir del depto, vienen los nenes y la velada tiene entre otros culturales atractivos un par de películas que incluyen tiros, explosiones, sangre y algún que otro par de tetas, un concurso de eructos y pedos, y la infaltable crítica de la semana acerca del concurso de tangas del programa de Marcelo T.
El primero en caer fue Pablito, armado hasta los dientes, fichas de poker bajo el brazo, y dos botellas de litro de fernet, que me hacían mirar con desprecio los six packs abarrotados en el freezer. Detrás de él Matías y Federico hacían sonar la bocina anunciando a viva voz que llegaban ya medio en pedo. La noche tenía promesa de knockout etílico.
A los treinta minutos de la primera película y ya con dos hamburguesas en las tripas y un par de pares de latas adentro, Pablito empezó a romper los huevos. “Deberíamos traer un par de locas”. Dijo, y los vagos poca bola le dieron ya que justo en ese momento a Jet Lee se le ocurrió hacer una maniobra de esas que te hacen pensar que desperdiciaste tu vida bebiendo.
-¡Deberíamos llamar a un par de chifladas dije!- Escupió con fuerza para asegurarse que esta vez si lo oyéramos.
-Dejáte de joder pendejo alzado.- Contestó Matías sin quitar los ojos de la violenta escena marcial.
-Entonces hagamos un campeonato de Pro evolution soccer como el de la otra vez.-  Sentenció fríamente.
Debo mencionar que a Pablito en la puta vida le pudimos ganar al PES, y que cada vez que gana se pone más pesado que vaca en brazos.
Nos miramos un segundo en silencio… Y a los 15 minutos Verónica y sus muy enfiestaditas amigas estaban camino a mi departamento, y yo camino a un seguro quilombo con el mal cogido de mi administrador por culpa del estruendo que estábamos apunto de armar.

viernes, 3 de diciembre de 2010

02- Depresión post-coito II

Yo pensaba para mis adentros, “¡Esta hija de puta me violó!”, lo que derivó en el siguiente pensamiento, “Está buenísimo que te viole una loca de éstas”, no se qué tanto se quejaba la chiflada de mi ex que no le daba bola después de una buena sesión de “chucu-chucu” ultraviolento.
Después de un incomodo silencio me empezó a intrigar, ¿porqué no me daba bolilla? Le acaricié la espalda, nada, un besito, nada, la muy trola estaba hecha un témpano de hielo. Con una pica impresionante, me levanté y me vestí, hice el viejo y querido ademán de mandarme a mudar, como para que la otra diga “No, no te vayas”, pero nada, solo emitió un seco y asqueroso “pasáme el control antes de irte”.
El pucho me lo fumé en el balcón y la Heineken se calentó en la mesa ratona…

jueves, 2 de diciembre de 2010

01- Depresión post-coito


Pienso que todos los hombres tenemos el secreto deseo que, después de coger, la señorita en cuestión se convierta en una pizza, un chopp helado de Heineken, un pucho y una de Tarantino en calidad blu-ray.
Lo que ocurrió esa noche de hace ya varias lunas fue por demás intrigante. Después de un despliegue más que decente en el proceso de pesca, lleve a Ana* a mi departamento, con intención de aprovecharme de mil maneras de ella. Tremenda sería mi sorpresa al abrir la puerta, ya que Anita “la dulce” tomó la iniciativa, llevándome casi a los empujones a la habitación, aprovechándose ella de una sola manera de mi (para que hacerlo otras 999 veces).
Después de consumado el hecho, yo todavía con mis jeans abajo y sin salir del todo (fucking chupines), Ana se dio vuelta y no se durmió, simplemente se dedico a ignorarme, probablemente queriendo que me transformara en una Quilmes helada y un paquete de Virginia Slim.
Aprender el significado del karma en la práctica no es nada chistoso.
Continuará…