Llevábamos unas semanas de “noviazgo” con Guadita, y la noche del jueves desembocaba en un furioso partido de póker:
- Pago los tuyos y subo treinta. Che Estropajincillo, ¿Y? ¿Ya estás más ágil en el tema de preparar mamaderas y cambiar pañales?- Preguntaba Pablito haciéndose el gracioso.
- Simpatiquísimo lo tuyo querido, pasa que no te das una idea lo madura que es esta pendeja. A parte tiene demasiado potencial- Dije tratando de excusar mi comportamiento rayano con lo pedófilo.
- A mi lo que me preocupa es el hecho que si el viejo se entera de tu estilo de vida, te va a querer castrar, o lo que es peor: ¡te va a querer denunciar boludo! – Comentaba Fede por detrás de unos anteojotes inmensos producto de una nueva visita al oculista.
- ¡Elton John tiene razón! Vas a terminar en cana, y va a parecer expreso de medianoche, sentenció Matías.
- Puede ser, el viejo me mira con cara de bragueta manchada, pero hace un par de noches me la jugué y perdido por perdido, ehhhh ¡Le hice la gran propuesta!..- Dije y mientras decía esto, pude ver la mirada de espanto en la cara de mis amigos. Si hasta a Fede se le volcó la cerveza en la camisa.
-Para pelotudo ¿Qué mierda hiciste? No me digas que le pediste la mano o alguna estupidez de esas – Preguntó Pablo temiendo lo peor.
- A vos te están cayendo mal los esteroides ¿Cómo carajo se te ocurre que le voy a pedir semejante huevada? – Y diciendo esto tranquilicé a la tropa.
- Entonces ¿Qué carajo le propusiste al viejo? – Preguntó Matías.
- Le pregunté si quería salir alguna vez a tomar algo conmigo – Dije sin inmutarme.
- ¡Ja ja ja ja! Vos si que sos un kamikaze. Me imagino que te quiso matar – Me escupió Matías en la cara.
- No, para nada, todo lo contrario, de hecho salimos ayer, fuimos a tomar unas cervezas y terminamos en un cabaret. Perdón que no los haya invitado muchachos, pero ustedes ya saben como son estas cosas de familia…
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