Me habían invitado a un casamiento, se casaba un amigo mío.
Eran más o menos las cinco de la mañana, y la fiesta empezaba a hacerse aburrida, mi amiguita tenía pasaje para volver al interior de la provincia para las siete treinta y había que hacer tiempo (o me daba tiempo para intentar algo).
-¿Qué decís si vamos a tomar un café? – Le propuse.
-Estaría hermoso, pero… ¿A esta hora? ¿Acaso hay algo abierto? – Cuestionó incrédula.
-Conozco un lugar donde hacen el mejor café del mundo y a cualquier hora: Mi depto.
Pocas frases tienen la contundencia y la imposibilidad de escape como una de estas, es sencilla y va derecho a los bifes, es una invitación cordial a tomar un café, y al colchón (o sommier para los más exquisitos). Y te da la pauta inequívoca que, si acepta, es por que quiere guerra, si no, a trabajar el cerebro por que a esa hora el resto de las candidatas al levante están o muy ebrias o muy en las garras de otro.
Caso I:
-¿Tu depto? Bueno, dale, voy por mis cosas- Fin de la historia, lo único que resta es pasar por la terminal de micros a liberar el pasaje, por que en una hora treinta no se puede desempeñar un papel digno, y rogar que en mi caverna quede algo de café…
Caso II:
-¿Tu depto? Mira, no quiero parecer estrecha, pero me parece que no da…-llegado el caso, hay que poner en funcionamiento el neuronaje, si se pianta la señorita lo más probable es que termines en casa alimentando tu adicción por las películas porno.
-Para nada amor, no esperaba menos de vos. Si se te antoja, podemos terminar la noche con un city tour hasta que veamos las primeras luces de la mañana, te llevo a la terminal y dormís en el camino- Elegante, tentador, y te da tiempo para un flash un-dos ultraviolento en el asiento de atrás del auto. Aunque eso hace que termines un par de escalones más debajo de lo que esperabas terminar y te quita la posibilidad de una siestita a cuatro patas haciendo cucharita.
-¡Ay! Dale, me encantaría ¿No te enojas? – Pregunta inocente y de índole intrascendente, claro que me da un dolor de pelotas increíble, pero no voy a decírtelo por que soy un caballero, y quiero ponértela cueste lo que cueste.
-Por supuesto que no amor, voy a buscar el saco y salimos.- Y en el auto no te escapas, aunque lleves el apellido Houdini.
Ya en el auto, la cosa queda librada al filo de la lengua, a la temperatura del coche, la música y la vista del lugar en cuestión, en mi caso la temperatura tiene que ser cálida, la música tranquila (de preferencia blues) y la vista… El mirador de alguno de nuestros cerros. El resto es cuestión de tiempo. ¿Los forros? Dos paquetes en la guantera y uno en el bolsillito del asiento de atrás, lado del conductor… ¿Y el pasaje en micro? Lo perdió, que se cague por estrecha. ¡Ah! ¡Y no hay café!
JAJAJAJAJAJA ES ASI MI FRIEND!!! PERO CONCLUYAMOS QUE LA QUE ACEPTA ESTE TIPO DE PROPUESTAS SABE A LO QUE VA, EN ESTOS TIEMPOS PROMISCUOS HASTA LOS CORDEROS SE VISTEN DE LOBOS SOLO PARA VIVIR SUS PUTEDADES Y NUEVAS PSEUDO EXPERIENCIAS...
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