martes, 30 de agosto de 2011

54- La teoría de la fea I



La fea es un bien/mal necesario de la sociedad, está presente en todos lados y es una medida de la poca objetividad que ponemos los hombres a la hora de admirar a una mujer por sus peculiaridades físicas.

Personalmente pienso que todas las mujeres son hermosas ¡Es verdad! Al punto de hacerle un agujero a un tronco, ponerle un par de globos inflados con aire, y darle masa hasta hacer fuego…

En base a mi experiencia, y con ayuda de un par de pares de sesiones de un-dos ultraviolento con especimenes que a duras penas calificaban como mujeres, voy a hacer un intento de clasificación de las feas según los siguientes grupos:


-La fea antisocial:

Esta fea, se sabe fea y no permite que en su grupo, ya sea de la universidad, el colegio, del gimnasio o de pastoral universitaria, existan otras mujeres que pongan en evidencia su fealdad. Por lo general son retraídas, medio mojigatas (a causa de su poca actividad física horizontal), un tanto rellenitas (¿para qué cuidarse?) mucha teoría y poca práctica (o mucho cachondeo y poco chucu-chucu). Se deja muy de tanto en tanto, y cuando prueba quiere cada vez más, y ante la imposibilidad de un nuevo revolcón, ya que es irremediablemente fea, se retrae aún más, empeorando así  su condición de FEA ANTISOCIAL.


-La fea sociable:

Este tipo de fea es más piola, se junta en cuanto grupo se arma (o cuanto grupo la acepta). El pro es que conoce mucha gente, la contra es que de todo el grupo es la más fea, lo que hace que en el mismo grupo se amase una especie de “lastima” y el comentario recurrente es “pobrecita (insértese acá el nombre de la fea más fea que conozca)”. En la cama es mas “gauchita”, ya que de no serlo podría mermar su posibilidades de repetir, e inclusive podría enseñarte un par de trucos de colchón. Esta fea coge más seguido, ya que al salir en grupo, las posibilidades que reciba una “bala perdida” en el camino son más grandes que las de la fea antisocial. 


-La fea boluda:

Ni hablar, éste tipo de fea no es más que una fea sociable mezclada con una poderosísima dosis de pelotudez. En medio del grupo es siempre la que hace el comentario desubicado, la que no entiende el chiste, a la que todos le toman el pelo. La que saca las fotos para armar un albumcito en facebook, y de esa manera escrachar a todos los presentes en situaciones poco saludables. Demás está decir que al son que sale en manada, coge más seguido que la antisocial y de tanto en tanto recibe una “bala perdida”, el problema es que en algún momento, uno de estos disparos hace bullseye, y a la fea boluda a los nueve meses le sale un retoño de la panza… POR BOLUDA…

miércoles, 24 de agosto de 2011

53- La frase de la semana



“Un día sin sol es como… Ya saben ¡Como la noche!” (Matías, generalmente después de la tercera botella)

martes, 23 de agosto de 2011

52- Mi infancia va al diván




Cuando era chico yo tenía (y creo que todo niño criado en los 80’) la secreta fantasía que Carozo y Narizota vinieran a mi casa a tomar la leche. Eso si me hubiese convertido en un nene popular entre mis compañeritos de primaria. Obviamente jamás vinieron.
Por eso verlos ahora, en la decrepitud de sus carreras, comentando los resultados de las carreras de caballos en Crónica TV me provoca un macabro regocijo.
Que se jodan, y de paso que se los morfen las polillas.

Me pasa lo mismo con mi frustrante imposibilidad de levantar castillitos de arena, o cualquier estructura que involucre barro (agua + tierra). Generalmente (o cuando estoy de humor) ayudo a los nenes a levantarlos (ante la mirada de ternura de las madres y/o tías: Punto a favor) y cuando finalmente la obra está concluida, me levando y, “sin querer” me doy vuelta y con el talón lo termino derribando.

Las películas de Disney me provocan ganas de matar a alguien, si yo secuestrase a Bella con el afán que el le pegue con ganas el síndrome de Estocolmo y se enamore de mi, lo más probable es que me haga acreedor a un par de tiros en la frente, gentilmente proporcionados por nuestro cuerpo de infantería de la policía, u ocho años de cárcel por secuestrador. Al trolo que escribió la escena de la muerte de la mamá de Bambi: Gracias por traumarme la infancia hijo de puta, ojala te haya agarrado la hinchada de los Miami Dolphins después de perder el Super Bowl.

“Estamos invitados a tomar el té, la tetera es de porcelana pero no se ve”. ¿Como mierda no se va a ver? ¿Qué estaba tomando o fumando doña María Elena cuando escribió esto?

“Aserrín aserrán, los maderos de San Juan, piden pan, no les da, piden queso les dan un hueso” Reverendísimos hijitos de puta ¿Cómo se les ocurre hacerles eso a los maderos de San Juan? Las letras de las canciones infantiles eran en su mayoría macabras, y me hacían tener pesadillas. Y ni hablar de la letra de “Pinocho” la del “Viejo hospital de los muñecos”, ese si es un temita que todavía me bloquea.

Otra tarada sin excusas es la salame de Manuelita: Si tan bien estaba en Pehuajó ¿Para qué bosta se fue? ¿Qué concha tenía que hacer en Paris? ¿Por qué mierda insiste en eso de “un poquito caminando…”? ¿Cómo podes cruzar el Atlántico caminando? ¿Por qué carajo no se toma un vuelo de Air France que hace Pehuajó-París sin escalas?

“El gallo Pinto se durmió y esta mañana no cantó” ¿Qué le ocurrió en realidad al señor Pinto? ¿Qué se esconde detrás del silencio de este siniestro personaje? ¿Por qué el sol se niega a salir? ¿Acaso hay ciertos grupos de poder que quieren que este gallo no cante? ¿Qué tiene que ver Clarín y el gobierno nacional en todo esto?

Si si, sé que tengo problemas, graves problemas asociados a mi niñez. 

viernes, 19 de agosto de 2011

51- Dialogo IV (A.K.A. Brecha generacional)




-Pero Gaudi ¡bebota! ¿En serio me decís que nunca usaste las fibras “Sylvapen”?

-No negro, nunca, cuando iba a la primaria ya no existían. ¿Acaso vos si?

-Si, si… Las usábamos para pintar bisontes y mamuts en nuestras cuevas antes de salir a cazar. ¿Manón no comiste nunca por casualidad?

-¿Qué es Manón mi amor?

-Nada, nada, dejálo ahí. No me siento bien, nos vemos mañana. Me voy a tomar mi remedio para el nervio ciático…

sábado, 13 de agosto de 2011

50- Guadalupe II (A.K.A. Padre nuestro)




Llevábamos unas semanas de “noviazgo” con Guadita, y la noche del jueves desembocaba en un furioso partido de póker:

- Pago los tuyos y subo treinta. Che Estropajincillo, ¿Y? ¿Ya estás más ágil en el tema de preparar mamaderas y cambiar pañales?- Preguntaba Pablito haciéndose el gracioso.

- Simpatiquísimo lo tuyo querido, pasa que no te das una idea lo madura que es esta pendeja. A parte tiene demasiado potencial- Dije tratando de excusar mi comportamiento rayano con lo pedófilo.

- A mi lo que me preocupa es el hecho que si el viejo se entera de tu estilo de vida, te va a querer castrar, o lo que es peor: ¡te va a querer denunciar boludo! – Comentaba Fede por detrás de unos anteojotes inmensos producto de una nueva visita al oculista.

- ¡Elton John tiene razón!  Vas a terminar en cana, y va a parecer expreso de medianoche, sentenció Matías.

- Puede ser, el viejo me mira con cara de bragueta manchada, pero hace un par de noches me la jugué y perdido por perdido, ehhhh ¡Le hice la gran propuesta!..- Dije y mientras decía esto, pude ver la mirada de espanto en la cara de mis amigos. Si hasta a Fede se le volcó la cerveza en la camisa.

-Para pelotudo ¿Qué mierda hiciste? No me digas que le pediste la mano o alguna estupidez de esas – Preguntó Pablo temiendo lo peor.

- A vos te están cayendo mal los esteroides ¿Cómo carajo se te ocurre que le voy a pedir semejante huevada? – Y diciendo esto tranquilicé a la tropa.

- Entonces ¿Qué carajo le propusiste al viejo? – Preguntó Matías.

- Le pregunté si quería salir alguna vez a tomar algo conmigo – Dije sin inmutarme.

- ¡Ja ja ja ja! Vos si que sos un kamikaze. Me imagino que te quiso matar – Me escupió Matías en la cara.

- No, para nada, todo lo contrario, de hecho salimos ayer, fuimos a tomar unas cervezas y terminamos en un cabaret. Perdón que no los haya invitado muchachos, pero ustedes  ya saben como son estas cosas de familia…


viernes, 5 de agosto de 2011

49- Guadalupe I





Guadalupe era una niña de colegio, finalizando sus estudios (en unos dos años). Yo era un estudiante de tercer año de facultad, muy centrado, cuerdo y responsable (¡Ja! Ni mi madre se cree esta oración). No me acuerdo como nos conocimos (no recuerdo si estaba ebrio), no me acuerdo como se enamoró de mí y tratar de explicar por qué teníamos tan buena onda arrojaría pobrísimos resultados.

Era una mezcla de muchas cosas, ella tenía esa chispa adolescente que yo me rehusaba a perder, y yo tenía ese toque de imbécil de facultad, con aires de John Nash al que ella aspiraba. Mi mundo vagaba entre lo adulto/ero y lo bohemio, entre la música y los libros (y el mundo de la joda principalmente). Y el de ella entre las comedias de Cris Morena, Beverly Hills 90210, la tarea de latín, el matinée de los sábados y las fiestitas de quince.

Lo cierto era que la brecha generacional era obvia y provocó, en su momento, las más variadas y originales gastadas por parte de los nenes. Me hice acreedor a millones de sobrenombres “Profanador de cunas”, “Mary Poppins”, “The Nanny” “Hombre Pampers”, entre otros.

Lo que pocos sabían en ese momento era que entre Guadalupe y yo había demasiada buena onda, me gustaba en serio (use tantas veces la palabra “en serio”, que ya casi no me tomo en serio), la veía muy madura para su edad y, siendo yo muy inmaduro para la mía, hacíamos que la brecha se acortase, a unos dos o tres años de diferencia.

Las cosas iban viento en popa, se me hacía bastante cómodo, no iba a quedarse a dormir en casa como María, por que sus viejos la matarían, no iba a tratar de matarme con comida extraña por que no sabía hervir ni un huevo, ni mucho menos intentar sorprenderme en situaciones de trampa como Paula y otras tantas por que le costaba mucho salir sin permiso de “papi”.

Como les decía, la cosa se estaba poniendo buena, tan buena como Guada vestida de lo que era, una colegiala…

jueves, 4 de agosto de 2011

48- La Frase de la semana



“Es de origen viral, es el término acuñado por la medicina moderna para intentar decirte: No tengo la más puta idea sobre que mierda tenés” (Mi tío, el médico)

martes, 2 de agosto de 2011

47- El arte del levante (According to me)



Me habían invitado a un casamiento, se casaba un amigo mío.

Eran más o menos las cinco de la mañana, y la fiesta empezaba a hacerse aburrida, mi amiguita tenía pasaje para volver al interior de la provincia para las siete treinta y había que hacer tiempo (o me daba tiempo para intentar algo).

-¿Qué decís si vamos a tomar un café? – Le propuse.

-Estaría hermoso, pero… ¿A esta hora? ¿Acaso hay algo abierto? – Cuestionó incrédula.

-Conozco un lugar donde hacen el mejor café del mundo y a cualquier hora: Mi depto.

Pocas frases tienen la contundencia y la imposibilidad de escape como una de estas, es sencilla y va derecho a los bifes, es una invitación cordial a tomar un café, y al colchón (o sommier para los más exquisitos). Y te da la pauta inequívoca que, si acepta, es por que quiere guerra, si no, a trabajar el cerebro por que a esa hora el resto de las candidatas al levante están o muy ebrias o muy en las garras de otro.



Caso I:

-¿Tu depto? Bueno, dale, voy por mis cosas- Fin de la historia, lo único que resta es pasar por la terminal de micros a liberar el pasaje, por que en una hora treinta no se puede desempeñar un papel digno, y rogar que en mi caverna quede algo de café…

Caso II:

-¿Tu depto? Mira, no quiero parecer estrecha, pero me parece que no da…-llegado el caso, hay que poner en funcionamiento el neuronaje,  si se pianta la señorita lo más probable es que termines en casa alimentando tu adicción por las películas porno.

-Para nada amor, no esperaba menos de vos. Si se te antoja, podemos terminar la noche con un city tour hasta que veamos las primeras luces de la mañana, te llevo a la terminal y dormís en el camino- Elegante, tentador, y te da tiempo para un flash un-dos ultraviolento en el asiento de atrás del auto. Aunque eso hace que termines un par de escalones más debajo de lo que esperabas terminar y te quita la posibilidad de una siestita a cuatro patas haciendo cucharita.

-¡Ay! Dale, me encantaría ¿No te enojas? – Pregunta inocente y de índole intrascendente, claro que me da un dolor de pelotas increíble, pero no voy a decírtelo por que soy un caballero, y quiero ponértela cueste lo que cueste.

-Por supuesto que no amor, voy a buscar el saco y salimos.- Y en el auto no te escapas, aunque lleves el apellido Houdini.

Ya en el auto, la cosa queda librada al filo de la lengua, a la temperatura del coche, la música y la vista del lugar en cuestión, en mi caso la temperatura tiene que ser cálida, la música tranquila (de preferencia blues) y la vista… El mirador de alguno de nuestros cerros. El resto es cuestión de tiempo. ¿Los forros? Dos paquetes en la guantera y uno en el bolsillito del asiento de atrás, lado del conductor… ¿Y el pasaje en micro? Lo perdió, que se cague por estrecha. ¡Ah! ¡Y no hay café!