jueves, 6 de marzo de 2014

84- La primera vez


- ¡Esto así no puede seguir! ¡Estoy podrida de tu forma de ser! –Me gritó Tiny desde el otro lado de la habitación

- ¡Te enamoraste de mi forma de ser! – Grité más fuerte.

- Ahora tengo la necesidad de enfocarme en mi – Pareció calmarse

-  ¿Qué tenés en mente?

- ¡Me voy! – Chilló sacada

- ¿Ah?

- Que-me-voy-nene – Silabeó sobradora- Igual, me la banco ¡Calavera no chilla!

- Por favor, no. No lo hagas Tiny.

- No me puedo quedar, no siempre puedo estar para vos, no a este nivel – Y de repente se puso seria.

- No te podés ir, no ahora- Le dije como emulando una de las novelas de Migré.

- ¿Cómo que no? ¡Mirá como me voy! – Y empezó a tirar ropa del placard a la cama sin ningún tipo de criterio.

- No te podes ir – dije medio murmurando entre dientes y con la cabeza gacha.

- ¿Y por qué no?

- Porque te amo.

Ni en lo más oscuro del espacio se hizo un silencio tan profundo como el de esos tres segundos, en el momento en que los dos cruzamos las miradas, en ese instante en que de la bronca a la calma escupía por primera vez un “te amo”. En ese momento, desnudo de estrategias y de estructuras, la abracé. No iba a soltarla, la tenía abrazada y a la vez secuestrada, si no la soltaba, no iba a poder salir del cuarto.

Haciendo un esfuerzo con los brazos, se separó de mí para poder mirarme a los ojos.

“Yo también te amo”, dijo.


Al día siguiente, su ropa, su bolso y todo lo que era de ella, ella inclusive, había desaparecido de mi vida. 

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