viernes, 25 de febrero de 2011

22- Friends will be Friends

Pablito es el menor de tres hermanos, pero por esas épocas se comportaba como si fuese hijo único, ya que sus hermanos estudiaban afuera, nene malcriado (malcriado en serio), tenía la puta costumbre de hacer jodas pesadas y romperle los huevos o dejar al borde del infarto a cuanta persona fuese.
Debían haber sido como las tres de la madrugada, y a la lejanía se oía un ruido extraño, era mi teléfono celular, tanteando en la oscuridad, la pobre Pauli me alcanzaba el aparatito de mierda balbuceando groserías en italiano.

-Hola hermanito.-Era Pablito y la voz no era nada alentadora- Me siento muy mal, vení a casa, los viejos están de viaje, me duele la panza y no me puedo enderezar.

Este reverendísimo hijito de puta quería cagarme la noche con una de esas jodas que sólo él sabe hacer. Pero… ¿Si llegase a ser verdad? ¿Qué mierda hago?
Paula se encargó de resolver el dilema…

-Mmm....., negritoooooou (gatunamente) ya me despabilé del todo y si…- Y no la dejé terminar, todos los acertijos resueltos, ¡Gracias Pablín por querer meterme el dedo en la boca con tus joditas de adolescente!

Cerca del mediodía, y disfrutando unos mates con la Estropaja, suena el teléfono de nuevo:

- Negro, habla Matías, venite a la clínica urgente…

Había resultado ser verdad nomás, Pablito cayó con peritonitis a la clínica después de llamar con mucho dolor al 911, tirado desde el living de su casa sin poder levantarse, y después de darle la orden a los de la ambulancia de tirar la puerta abajo con lo que tuviesen (por algo los viejos me dieron la llave de casa).
Pablito no tardó más de tres semanas en volver a hablarme, no hace más jodas pesadas, y yo ahora a mis sobrinos, cuando me piden un cuento, no les relato más el de “Juanito y el lobo”, si no el de “Pablito y la peritonitis”

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