Llevábamos un buen tiempo (¿cuatro semanas?) de “novios” con Paulita, y las incursiones a la cama se hacían cada vez más interesantes, extensas y extenuantes. Las sesiones eran cada vez más parecidas a un “vale todo”, y obviamente yo estaba maravillado.
Como ya se los había comentado en el primer post Pau era tan maravillosa que me era inevitable preguntarme que mierda hacía conmigo. Una flaca con una carrera prometedora, de buena familia, con proyectos y planes.
Pero preguntármelo a mi mismo no era el drama, el error fue preguntárselo a ella.
-Realmente no se qué haces conmigo amor.-Dije mientras prendía un pucho, y sonó como un pensamiento en vos alta, así, tirado al aire, casi como esperando que pasase inadvertido. Una vez más estaba equivocadísimo.
-Y por que te amo, nenito.- Dijo abrazándome fuertemente, casi asfixiándome, y su cuerpo desnudo me marcó todo el esqueleto
-Eh…-Silencio incómodo, cuatro semanas de relación pasaban frente a mis ojos, esta puta cabeza mía que no me deja concentrarme cuando las papas queman, eran solamente dos palabras “te amo”. ¿Sería capaz de mentirle? ¿Mentirle a alguien que QUIERO? Simplemente leer esto toma un tiempo prudencial, imagínense pensarlo.
-¡Sos un pelotudo! Dijo. y se dio vuelta sin hacer el intento de mandarse a mudar (debe ser que me amaba en serio).
Las dos horas subsiguientes se sumieron en un hondo silencio, ella dormida, y yo puetandome a mi mismo por pelotudo.
Ese fue un clarísimo ejemplo de como mi boca aún sin pronunciar palabra me caga la cucharita.