Pasó el año
Maya, y como buenos boludos que son le erraron. El veintedoce nos dejó un
amargo sabor de que algo quedó por finalizar: El mundo. Y queriendo
anticiparnos a eso cogimos, bebimos, mandamos a la mierda al jefe, nos pusimos
a correr picadas con autos por la avenida principal, le dijimos a la suegra que
preferíamos comer un plato preparado por Marley antes que seguir viéndole la
cara de constipada, llamamos a nuestras exes para confesarles que seguimos
teniendo fantasías con ellas, no por querer morir con la consciencia limpia, si
no por puros hijos de puta nomás.
Pero lo
cierto es que la muy avanzada cultura Maya meó fuera del tarro, y nos dejó un
sabor amargo, al margen de habernos dejado desempleados, con hígado graso, con
una montaña de multas por pagar, y una cuenta espantosa de la tarjeta de crédito
que creímos que nunca se iba a pagar.
Acá las
cosas siguen masomenos parecidas, Brasil nos sigue cogiendo en los mundiales,
Cristina sigue en el poder, Cerati sigue dormido, y mis viudas están cada día más
infartantes.
O sea
muchachos, que peor que lo que estamos no podemos andar, a meterle para
adelante nomás al veintetrece.
Señoras y
señores bienvenidos a “La fuga del escurridizo Estropajo” –Est. 2010-
Es casi
increíble que estemos por empezar el cuarto año de este blog… O sea que el
Comfer y el Afsca están más pintados que los números del Indec!!!!!
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