Shopping
–Marzo
-¡Negro! Mira que hermoso, un juego de
ajedrez de vidrio esmerilado. ¿Te lo compras?
-No negrita, son horribles.
Feria
de artesanos –Abril
-¡Uy! ¡Un ajedrez de vidrio esmerilado!
¿Dale que te lo comprabas?
- Esteeeee, no creo che.
Salida
del Museo de Arte Contemporáneo –Mayo
-¡Que divinuuuuura! ¡Un juego de ajedrez de vidrio esmerilado! ¡Lo
compreeeeemos!
- ¡Eeeeh! Peroquerompehuev…
Paseo
de los poetas –Junio
-¡Mira lindo! Ese señor vende juegos de
ajedrez de vidrio esmerilado. ¡Compraaaate uno!
- Bueeeeeno, dale, compremos uno.
Depto
de la Estropaja –Julio
-¡Andate a la mierda de acá!, ¡y llevate esa cagada de juego de
ajedrez que es tuyo!
-¿Ah?
Depto
del Estropajo –Diciembre
(Mientras revolvía cosas para hacer
limpieza general)
-Che, Galle… Papá sigue jugando al
ajedrez ¿No?
-Si, a veces.
-¿Te gustan los juegos de ajedrez de
vidrio esmerilado?
-Son una cagada, se te cae una pieza y
hay que tirar todo. ¿Por qué la pregunta?
-Tengo esta mierda de juego. A ver, yo te
lo doy, si te gusta lo dejas en casa, si no se lo regalas a alguien a quien le
tengas mucha bronca, y si no lo tirálo a la puta madre.
Días más tarde me enteré que al famoso
juego de ajedrez de vidrio esmerilado termino en el tacho de basura un minuto
después de haber llegado a casa de mis viejos.
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