miércoles, 23 de noviembre de 2011

58- Jaque Mate.



Shopping –Marzo

-¡Negro! Mira que hermoso, un juego de ajedrez de vidrio esmerilado. ¿Te lo compras?
-No negrita, son horribles.

Feria de artesanos –Abril
-¡Uy! ¡Un ajedrez de vidrio esmerilado! ¿Dale que te lo comprabas?
- Esteeeee, no creo che.

Salida del Museo de Arte Contemporáneo –Mayo
-¡Que divinuuuuura! ¡Un juego de ajedrez de vidrio esmerilado! ¡Lo compreeeeemos!
- ¡Eeeeh! Peroquerompehuev…

Paseo de los poetas –Junio
-¡Mira lindo! Ese señor vende juegos de ajedrez de vidrio esmerilado. ¡Compraaaate uno!
- Bueeeeeno, dale, compremos uno.

Depto de la Estropaja –Julio
-¡Andate a la mierda de acá!, ¡y llevate esa cagada de juego de ajedrez que es tuyo!
-¿Ah?

Depto del Estropajo –Diciembre
(Mientras revolvía cosas para hacer limpieza general)
-Che, Galle… Papá sigue jugando al ajedrez ¿No?
-Si, a veces.
-¿Te gustan los juegos de ajedrez de vidrio esmerilado?
-Son una cagada, se te cae una pieza y hay que tirar todo. ¿Por qué la pregunta?
-Tengo esta mierda de juego. A ver, yo te lo doy, si te gusta lo dejas en casa, si no se lo regalas a alguien a quien le tengas mucha bronca, y si no lo tirálo a la puta madre.

Días más tarde me enteré que al famoso juego de ajedrez de vidrio esmerilado termino en el tacho de basura un minuto después de haber llegado a casa de mis viejos.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

57- La frase de la semana



“Algunas películas deberían tener un tipo de clasificación nueva: No aptas para nadie” (El Estropajo, luego de un par de desilusiones con el séptimo arte)

miércoles, 9 de noviembre de 2011

56- Drágula



Imagínense la situación… Recta por la autopista, mi queridísima “Cumbancha” circulaba a velocidades insanas. Eran algo así como las cuatro de la mañana, volvíamos con los nenes de juerga. La cantidad de alcohol en nuestras venas era igual o mayor a la velocidad a la que íbamos:

-Che boludo, baja la velocidad nos vamos a matar…-Dije con los ojos lagrimeando por el viento que entraba por la ventanilla.

-Si el que va manejando sos vos borracho asqueroso- Me retrucó Pablito desde el asiento de atrás haciendo arcadas.

-¡Uy cierto! ¿Che, que mierda es esa linterna que me hace señas?- Pregunté tratando de adivinar que era ese bulto que se meneaba detrás de la linterna.

-¡No te puedo creer! Creo que es la cana, la puta madre que lo parió… -Comentó Fede que era el que mejor veía (anteojos mediante).

-¡Estamos en el horno!- Dije con tono de resignación.

- Bueno, bueno… no nos hagamos drama, le pasamos unos pesos, y que se vaya a cagar- Comentó Matías, el estratega.

En lo que esta conversación duraba, creo que nos pasamos por ciento cincuenta metros del control de tránsito, imagínense que íbamos mas o menos a 100 Km./h, así que como era de suponer la frenada que pegamos hizo eco en todo el valle y dejó una marca indeleble en el asfalto…

-¿Para qué frenas? ¡BOLUDO!- Me gritaba indignadísimo Fede-

-¿Tengo que volver al control o no? ¿Acaso no le debemos guita al cana?- Pregunté de la manera más boluda, inocente y ebria posible-

-¡Vámonos a la mierda IMBECIL! ¡Uh! Ahí viene la moto, ahora si cagamos- Sentenció Matías-

-¡Nos van a quitar el auto! ¡Nos lo van a quitar por que somos una manga de borrachos!- Gemía entre sollozos Fede.

-Estropajo ¡Hace algo que te parió!- Me apuraba Matías, para que le diera solución al despelote que se nos venía encima.

La moto se nos acercaba con la fucking lucecita azul de la sirena prendida, se paró adelante nuestro y se bajó un tipito con aires de Poncharello de “CHiPs” (dato solo para nostálgicos), solo que  quince centímetros mas bajo y cuarenta centímetros más ancho en la panza…

Perdido por perdido, todo se resumió en un simple un cálculo matemático, teniendo en cuanta los siguientes factores: La distancia que separaba la moto estacionada de la Cumbancha, el tamaño del gordo que se me venía encima con un talonario de multa en la mano, el peso del gordo en si (muy gordo, como todo inspector de tránsito). Sumados estos factores a las ganas que teníamos de hacerle pito catalán a nuestro empobrecido y corrupto sistema de tránsito.

Tan solo unos cuantos metros antes que llegara a mi ventanilla, puse primera y salimos a todo lo que nos permitía mi Cumbancha.

Creo que al policía de tránsito le quedó una sensación mezclada, entre bronca por que nos cagábamos de risa de el, y tristeza por no haber podido coimearnos...