jueves, 31 de marzo de 2011

29- La frase de la semana III


La verdad, hablando en términos gastronómicos, me gusta más la carne que el hueso, por eso todas las minas con las que salgo pesan algo menos que un Brangus Colorado” (Pablo, después que le dimos la cana con un ejemplar digno de la Sociedad Rural)

miércoles, 30 de marzo de 2011

28 - Men at work

Jueves tres de la tarde, el Estropajo dormía plácidamente en su cama una siesta-cucharita, con la satisfacción del deber cumplido. Brazos cálidos me abrazan y hacían remolino en mi pelo desacomodándome el parche del ojo y largas piernas bronceadas me acarician la pata de palo.
Suena el teléfono, como era de suponer me levanto con una cara de ojete que no se desdibuja ni con la posibilidad de un tercer round contra mi compañera que me miraba con cara de gato desde la puerta (tercer round las bolas, estaba muerto).

- Hola - Suena el ladrido seco en el micrófono, mezclado con un bostezo ahogado en la garganta.

-¡Amorcito! ¡Estabas durmiendo! – Se escuchaba a Paula medio entrecortada, señal inequívoca que venía como alma que lleva el diablo por la avenida hablando por celular y mirándose en el espejo, nunca supe como hacía pero jamás chocó un auto – Iba a darte la sorpresa, pero no me aguante, prepara mates que voy a hacerte mimitos…

-¡Daaaale Pau, te espero! – Gracias San Pirata y todos los mártires de la trampa, por proveer a mi estropaja de una irrefrenable ansiedad que le impedía darme sorpresas.

-Flaca ehhhh, tomátelas viene mi novia –Le escupí en la cara a mi compañerita mientras le tiraba los jeans y la blusita que había desparramado en mi living.

-No me llamo ni ehh, ni flaca, soy Viviana, y no me habías dicho que tenías novia, ¡Hijo de puta! – Se la veía embolada de verdad.

- Y vos no me dijiste que no eras virgen. Vaaaamos Viviana, entre fantasmas no nos vamos a andar pisando las sábanas ¡Sos tan o más pirata que yo! –Le comenté adivinandole el juego.

-Ehhh, bueno que esto quede entre nosotros, ¿nos vemos en el laburo? Te voy a extrañar… – dijo con esa vocecita felina que todavía me costaba procesar.

- Si dale, lo que quieras ahora andate antes que venga la negra, por que te mata a vos y me castra a mi- y con esta frase la saqué a los empujones del depto.

Limpié a la velocidad de un rayo todo lo que me pudiese incriminar, dejé el depto. en condiciones, y con el bendito Poett intenté sacar el olor a gato de mi cubil. Saqué la ropa que tenía puesta al momento del crimen y ésta entró urgentemente en el lavarropas, y de ahí derechito a la ducha.
Diez minutos más tarde llegaba mi estropaja, armada hasta los dientes, medialunas, tostadas de gluten, grisines, palitos de queso y demás yerbas.
Siento que los tacos se acercan a la puerta del baño, la puerta se abre:

-¿Hay espacio para una más? – jugueteaba Pauli semidesnuda en la puerta del baño.

Así fue como me tuve que bancar un tercer round nomás, lo que cambiaba era el contrincante.
Yo pensaba que todo había quedado ahí, hasta que me di cuenta que a mi muy dotada novia se le había ocurrido pelear un round más, y yo me la banqué como un Duque, todo en aras de mi gloriosa promiscuidad.

martes, 29 de marzo de 2011

27- Y dicen que soy aburrido.

Recesión de mierda, me cago en  Fernando y la puta madre que lo parió. La economía de millones de argentinos se va sin escalas a la mismísima concha de la vaca, y obviamente mi familia no era la excepción, los viejos decidieron cortar por el hilo más fino, y lo que antes era “vos quédate en el departamento, que nosotros lo mantenemos, solamente te pedimos que estudies”, se transformó de repente en un “Tomate el buque pendejo que tenemos que alquilar el depto”.

Ante semejante amenaza paterna, sumada a la inminente probabilidad de pérdida de libertad (y la consiguiente merma de actividad física horizontal) me vi obligado a hacer algo que iba en contra de mis principios morales, contra mis valores, contra  todo aquello que alguna vez pensé que era bueno y maravilloso. Si amigos míos, SALI A BUSCAR LABURO.
 Desvirgar el lomo era algo que no tenía pensado si no hasta los veint.. treint…, no sé, pero no era en esa época, sinceramente estaba petrificado.
 Tampoco era la gran cosa, algo de medio tiempo, algo que también me permitiese estudiar (y salir de joda con los nenes de tanto en tanto), me rehusaba totalmente a perder la libertad que tanto me había costado ganar (ni yo me creo ésta última frase).

La solución la tiró Pablito y su madre,  dueña de un local en un conocido Shopping de mi ciudad.
Dada mi relativa facilidad para las matemáticas (dos vasos de medio litro de fernet es igual a un litro de fernet), y para inventariar un stock (“¡Faltan dos cervezas de aquel cajón!”), me inventaron un cargo de administrador, solo había que sumar y restar, cerrar caja y tomarme el palo, lo que me llevaba aproximadamente treinta minutos al día. Ya que éramos (y aún lo somos) casi familia, el pago por esos míseros minutos diarios de esfuerzo mental era más que generoso, con lo cual el problema estaba solucionado. Por lo menos en la faz económica. 
Ahora, el quilombo que se me venía encima con Paulita por culpa de mis pulposas compañeritas de trabajo y las vecinitas del local de lencería era otra cosa…

miércoles, 9 de marzo de 2011

26- La frase de la semana 2

“Voy a prescindir totalmente de las mujeres el día que tenga la suficiente flexibilidad para hacerme una felación solo” (En realidad es con otras palabras) (Fede)

jueves, 3 de marzo de 2011

25- Billie Jean


Fernanda fue vecina de toda la vida, la típica nena del frente, que de pendejos nuestros viejos nos obligaban a jugar juntos, concordaban nuestros horarios de inglés y hacíamos carpool para ir a la escuela, después fue el colegio, las fiestas de quince, y las primeras salidas a los boliches.
Al  principio no nos podíamos ver ni en figuritas, quizá por eso de que nuestros viejos eran tan amigos entre ellos, y nos querían encajar la amistad a fuerza de asados, cumpleaños y cuanta reunión social se presentase, era eso o quizá por que a los ocho o nueve años, ella quería jugar con los Pin & Pon y yo, asco de por medio, me quería enroñar con una pelota de fútbol y jugar con autitos de colección.
Con el correr de los años, el esfuerzo de nuestros viejos empezó a dar frutos. Empezamos a darnos cuenta que teníamos más en común de lo que pensábamos cuando nos encontramos de casualidad en la fila de la casa de música, haciendo cola para pagar “Bleach” de Nirvana. La secundaria dio paso a sensaciones nuevas, y empecé a darme cuenta que Fernandita no estaba para nada mal, de hecho estaba para matarla. Ella empezó a sentir algo parecido seguramente, por que salíamos juntos a todos lados, besos por acá, escapadas por allá.
“Si El Estropajo no sale, vos no vas” Decía su papá, entregándome a su hijita adorada con moño y todo.
“Dale, no seas malo, llevala a Fernandita”, solía decir mi vieja a mis tiernos quince o dieciséis años. Obviamente yo me hacía el San Boludo y de paso aprovechaba para sacarle unos mangos y a veces hasta el auto a mis viejos con el pretexto de invitarla a comer una hamburguesa o algo a Fernandita.
La buscaba, poníamos Nirvana al mango y salíamos a hacer cochinadas por ahí amparados por el velo de la noche, y con la bendición de nuestros padres.
Con el correr de los años vinieron novios, novias, salidas, viajes, universidad, los nenes,  y todas las cosas que refieren al proceso de hacerse grande, responsable, y un poco más hijito de puta. Pero siempre estuvo Fernanda, en cada vacación, finde largo, cada vez que la ocasión nos reunía en la vieja cuadra. Obviamente salíamos y hacíamos el desastre correspondiente ya sea en mi depto o en el telo de referencia.
Ya hacía unos tres años que no nos veíamos, ella se había mudado (ya recibida y a punto de casarse) al sur del país y sea por lo que fuere no habíamos tenido noticias el uno del otro, ya que por lo menos yo era menos internauta de lo que soy ahora, o qué se yo.
 Una tarde de esas que no me acuerdo, paseaba tranquilamente con Paulita, helado en mano charlando pelotudeces, cuando de repente:

-¡Hola negro!- Era Fer hermosa como siempre, con esa sonrisa maravillosa que tiene.

- ¡Notepuedocreerboludademierda! ¡Mirate de hermosa que estás Fer!-

A todo esto siguieron las presentaciones de rigor, para que se le fuera la cara de ojete a Pauli. De todas formas se le fue en el acto cuando reparamos en una pequeña manito que sostenía la pierna de Fernanda.

-Y este caballerito ¿Cuántos años tiene?- Pregunté inocente, sabiendo de antemano que era hijo de mi vecinita, la filiación era más que obvia, con el adn no se jode.

-Tiene dos años, y se llama “Estropajito”- Dijo la orgullosa madre, sin darse cuenta la bomba que acababa de tirar.

-¡Amor, se llama igual que vos! ¡Que tierno!- Dijo Paulita entusiasmada.

-¡Hola tocay…!- y me quede ahí, duro, mientras le acariciaba el pelo al nene me pasó un frío por la espalda muy parecido al que debió sentir Rick Allen cuando le dijeron que no se moleste en buscar su brazo izquierdo.

Paula y yo nos miramos, quizá recordando la frase “hazte la fama…” mientras Fernanda me abrazaba con cariño.
Obviamente Fer me juró (y todavía lo hace) que el nene no es sangre de mi sangre, si no que le puso mi nombre en honor a una amistad de toda una vida, y ya que ni en pedo ella dejaría que un tipo como yo sea su padrino, me honró con esa delicadeza de su parte. De todas formas y durante las siguientes tres noches me la pasé rezándole rosarios a Nuestra Sra. de la Promiscuidad, sin poder sacarme de la cabeza la imagen de ese nene divino que lleva mi nombre, y recordando la cara de hija de puta de Fernanda, que todavía se debe estar cagando de risa del susto que me llevé.